sábado, 19 de junio de 2010

Sueños de pájaro.


¿Sabes? De pequeña siempre soñaba con volar. Tenía alas invisibles a los ojos de todos. En algún que otro sueño, cuando me ponía triste, descendía muy lentamente sin poder remediarlo. Y con el tiempo pude volar cada vez más y más alto.

Aún recuerdo algunos matices de aquella carta que escribí cuando me preguntaron cómo imaginaba mi vida en un futuro: quería volar y volar; volar alto y lejos. Pero cuando llegó ese día llegó en el peor de los momentos. Aquella parte de mí que siempre lo deseó pronunciaba un “sí” con los labios a medio cerrar. Hasta entonces nunca había añorado con toda mi alma todas y cada una de las cosas con y con quienes me había criado. Todo aquel mundo en el que había ido creciendo se desplomaba. Pero aquel motivo por el que nunca me habría ido fue el que se acercó tiernamente a mis labios y con mis lágrimas en los suyos abrió los míos y quitó cualquier motivo de mi mente por el que negarme y desechar aquella experiencia.

Ahora, en pleno vuelo, echo de menos aquella brisa que antes de partir me dio su aliento, sus ganas de compartir mi aventura y sobre todo su deseo de acogerme cada vez que volviese para nunca dejarme marchar en soledad.

Marta Roca G. ®